Nace de ideas oníricas que aúnan la filosofía contemporánea del arte y la arquitectura. El caos, la espacialidad, lo irreverente y chatarrero quedan a expensas de la elegancia del buen gusto y el buen hacer. Una ruina regenerada, el kintsugi japones o la barbacoa de Homer Simpson.
La intencionalidad es crear objetos comunes con una visión diferente. Lo hacemos basándonos en la obra plástica del artista Carlos Miguel Sánchez y los conocimientos arquitectónicos de Miriam Fernández Rodríguez para crear este diseño entrópico que desafía el buen gusto reafirmándose en si mismo e invita a hacer una reflexión verdaderamente chocante sobre la simetría y la compensación de pesos, campos comunes a la escultura y arquitectura.
Nuestro fin es poder ofrecer diseños que sumen, aportando tanto al arte como al interiorismo la oportunidad de objetualizar y cotidianizar el arte contemporáneo y generar el ambiente de fragilidad e inestabilidad constructiva en aquellos lugares que lo necesitan, por su rudeza, pulcritud o asepticismo.
Como serie de piezas artísticas limitada, pretendemos dar un valor añadido al mueble y al diseño. Buscamos la posibilidad de generar espacios nuevos desde nuestro campo base, con la posibilidad de salir a otros terrenos como el de la instalación o de generar mobiliario concreto para espacios únicos.